Tengo WIFI (pero poco)



Gracias a la bondad (o no) de un incauto vivariense tengo WIFI en mi casa. El año pasado tení­a que esperar a que el de la tienda de cacerolas encendiera el router, pero este año hay como 3 o 4 redes, de las cuales una (de nombre “WLAN”, por supuesto) está abierta al público las 24 horas del dí­a.
Es impresionante como en tres años, hemos pasado de no haber ni una red en todo el pueblo, a haber cientos. Me encanta. Dentro de nada podremos olvidar capí­tulos como el vivido por mí­ y mi esposa en Mérida, cuando nació el rollizo bebecito de mi hermana y tuve que recorrerme toda la ciudad con el portátil en las rodillas hasta encontrar una red abierta para mandarle a la gente las primeras fotos de mi sobrino. Cosas del “baidefeis”.
Así­ que dándole gracias al gran hacedor por la bondad de sus criaturas, me dirijo a poner el portatil encima del microondas, porque es el único puto sitio de toda la casa, desde donde puedo conectarme a esa red.
Un besote desde lo alto del microondas.

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