Gracias profe



Me manda Juanan un vídeo que sabe que me va a gustar:

Gracias a ti, majo.

Tras el salto, algo emocionante.

Recientemente ha muerto una profesora de mi colegio, y una alumna escribía esta carta:

LOS PROFESORES TAMBIÉN SE MUEREN: EN MEMORIA DE MISS MARION

Yo tengo un abuelo al que siempre le he visto leer las esquelas de ese periódico de tamaño folio con grapas. Seguramente en las esquelas ajenas intuye la vida de los otros, lo que lograron, los hijos que tuvieron, donde vivían y como han progresado. Siempre que le veo detenido en esa parte del periódico le preguntaría como quiere que sea su esquela pero, ya que su salud está un poco quebrada, pospongo mi pregunta por discreción, pero puedo asegurar que cuando mi abuelo se muera me preocuparé de que tenga una esquela bonita en todos los periódicos. Pero hoy he descubierto que los profesores también se mueren. Y van al cielo, dejando de formar parte del paisaje del colegio, ese lugar al que tengo la certeza que un día volveré y todo seguirá igual. Me pregunto: ¿Cómo tendría que ser la esquela de un profesor?

Por supuesto no tendrá ese reborde negro alrededor, sino una greca de palotes de esas que uníamos en los cuadernos de primaria; el fondo seria en color verde pizarra con los renglones señalados y , claro está, una línea roja como margen. Merecidamente, aparecería el crucifijo, delgadito y pequeño, como el que está en el frontal de la clase, encima del encerado. Es el símbolo que le ha acompañado a lo largo de su vida profesional. La fecha se escribirá en la esquina superior izquierda. Así lo hizo día tras día cada jornada que empezaba.

Esa ramplona frase de “Se ruega una (¿?) oración por su alma” debería ser sustituida por algo así como: Se ruega una gran sonrisa al recordarle. Un profesor nunca necesitaría títulos debajo de su nombre, sino una lista de sinónimos de la palabra maestro
Lo más importante: deberían graparle todas las listas de alumnos a los que les dio clase, les dedico su energía y pensó en cada uno de ellos cada vez que tenía que escribir algo en la casilla correspondiente. Esas listas se deberían poder tocar, para que los profanos se cercioren de la multitud de personas que habitan en el corazón de quien da clases. Pero que no tapen la expresión “descanse en paz”. A todos los profesores les gusta el silencio y añoran una cierta calma, un tiempo que no esté marcado por las evaluaciones, las juntas o la sirena de volver a clase. La esquina inferior izquierda estaría ocupada por un verso lleno de pronombres y acentos, de difícil análisis sintáctico: ”Quiero sacar de ti tu mejor tú”; en la esquina contraria un “phrasal verb”, de esos que si lo traduces literalmente, te mueres de risa.

Junto con la fecha y la hora del funeral, sería bonito que se invitara a todos sus alumnos a reunirse en la que fue su aula, para sentarse en sus antiguos pupitres y que por orden de lista, cuenten la lazada de zapato que les ató, el abrigo perdido que les ayudó a encontrar, la galleta que les dio cuando tardaba en llegar la hora de merendar, o el saludo con tu nombre cuando ya habíamos crecido. Sería el momento perfecto para hacer una corona de flores, con hojas de cuadernos arrugados, y una cinta llena de “gomets”.

Esta esquela nunca se podrá publicar en un rancio periódico. Sé que sería irreverente. Pero yo la colgaría en el corcho de los murales de la clase, pintada en papel continuo para que sea grande, con las letras rotuladas. Que se vea desde el pasillo. No quiero una simple nota necrológica, junto con los natalicios o los nombramientos en una revista.

Los amigos y compañeros del profesor sé que tienen el estómago encogido, pero al leer su esquela tienen que sentir que ha llenado el corazón y la cabeza de muchos alumnos de buenos recuerdos, frases bien construidas, buena entonación y sobre todo de sonrisas.

Hasta cuando se muere, un profesor hace caer en la cuenta de algo a un alumno. Le hace crecer, estirarse al caer en la cuenta que la muerte forma parte de la vida. Al cielo van, además de los abuelos y los motoristas accidentados, los profesores.

C.G. (ALUMNA)

Vía Netámbulo y C.G (una alumna).

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  1. #1 por Netambulo - diciembre 22nd, 2011 a las 20:10

    Gracias por la mención, Maestro.

  2. #2 por Germana - enero 13th, 2012 a las 10:49

    Gracias Don Jorge, Don José Luis, Don Aurelio, Carmen Barrigón, Carmen Abad, Hermana Conchita, Profesor Lacadena, Don César, Jesús Pla, Agustín Cabanillas…
    Y gracias a todos los que me han enseñado algo y de alguna manera han contribuido a que sea como soy…

  3. #3 por Juanma - febrero 3rd, 2012 a las 16:38

    A veces, uno encuentra un profesor en alguien de quién nunca recibió clases. Gracias.

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