Archivo de mayo de 2010

Los hombres vemos en 16 colores, y el melocotón es una fruta, no un color.

Esta es una de las frases más repetidas por mi. Y es que hay veces en que la impotencia de no poder distinguir entre un blanco roto, y un crudo, me llevan a desesperar.

Ese código secreto que sólo las mujeres entienden, y que les lleva a categorizar las amplitudes de onda del espectro visible, con nombres tan estúpidos como “verde pistacho”, sacan de sus casillas hasta al más pintado. ¿Es que no habéis visto un pistacho en vuestra vida?, joder, que son marrones, por lo menos los que se ponen en los bares. Si os fastidia mucho el poder definir un color sólo con una palabra, llamadle “verde pistacho verde” o “rojo vino tinto”. Sed coherentes. Lo máximo a lo que llegamos los hombres a la hora de calificar los colores es a “rojo Ferrari” y “gris Fulminator”, y por que nos gustan los coches. Todo para que cuando se os pregunte, nos menospreciéis diciendo coche negro o coche rojo. Para una vez que intentamos hablar vuestro idioma…

Otro tema es el de cuando los colores son sufridos, ¿Que coño es “sufrido”?, ¿Que sufres porque le quedan siempre manchas o que el color es capaz de sufrir sin perder su color?, otro mundo para mí. Y luego está lo de que dos colores “pegan”. Pegar es malo, y vosotras lo usáis como si fuese bueno.¿Cuándo os enteraréis de que lo de que dos colores peguen es un tema del momento histórico en el que se viva, y la moda que someta a la sociedad en ese momento?. Para mi el verde y el naranja son una combinación elegante (a la par que funcional). Dicen que no pegan, pero a mi me gusta, y lo cierto es que estamos, al fin y al cabo, hablando de dos frecuencias. Ni más ni menos.

Y es que buscando un poco, podemos ver ejemplos en que se da el mismo caso. Tabla de conversión Hombre <-> Mujer y otro ejemplo con retranca después del salto:

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Tercera quedada anual de Matemáticos. La “Q.E.D.ada”

Hace un par de años, los compañeros de la facultad hicimos realidad una idea que nos venía rondando por la cabeza desde que acabamos la carrera: mantener el contacto, por lo menos una vez al año celebrando una cena. Quedamos desde un principio que aproximadamente el último viernes de mayo de cada año, íbamos a colocar a los hijos, y luego pasar un rato agradable con los compañeros de la facultad. Desde su primera edición en 2008, he tenido el honor de ser el que organiza y pone de acuerdo a los demás, para que sea una noche muy especial en la que podamos estar el mayor número posible, y es una cosa que aunque me cueste un poco de esfuerzo, vivo con mucha ilusión cada año.

Este año, como todos, el plan es el mismo. Cenar lo mejor que podamos, hablar mucho, ponernos al día, y luego, después de una sobremesa de risas, cafés, copas y puros, ir a alguna terracita a saciar nuestra sed de una forma civilizada. Y como este año parece que se va a posponer hasta el segundo viernes de junio, voy a poner un invento para ir instalando en nuestras casas, y que puede ayudarnos esa noche en cuestión.

Es una fantástica cerradura anti borracheras. Sólo hay que deslizar la llave, y ella sola se colocará en la posición adecuada.

Vía: No Puedo Creer

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